EL ESPIRITU GANADOR

Por espíritu ganador entiendo una mentalidad que se corresponde con la actitud y que responde con predisposición positiva a los objetivos que el equipo que lidera el manager tienen que conseguir. Esta mentalidad asume y entiende que en un mercado competitivo, la única aproximación al mismo tiene que ser a través de objetivos aspiracionales que siempre mejoren la posición relativa de la compañía. Por otro lado, es necesaria una actitud que transmita que, mediante estrategias diferenciales, planes de acción exigentes y esfuerzo extra, todo es posible y los objetivos se cumplirán.

Esa mentalidad tiene que ver en primer lugar con el posicionamiento y el manejo del manager en la escala pesimismo-realismo–optimismo; en segundo lugar con la comunicación que el manager construye y ejecuta sobre ese espíritu ganador; y por último, con lo “limpio” y genuino que ese espíritu sea.

Hay mucho pesimista porque este sentimiento es fácil de interpretar y te ahorra muchos esfuerzos. De este modo, hay muchos pesimistas que entienden que ese sentimiento es negativo y se reconvierten en realistas, atributo que ya no es negativo y que facilita su relación con el resto, pero que en su raíz sigue manteniendo el mismo grado de pesimismo.

Los optimistas tampoco lo tienen fácil, porque aunque su sentimiento tiene menos rechazo social, éste sigue produciéndose en un alto porcentaje, al resultar altamente peyorativo ya que es un sentimiento que siempre se interpreta como de ilusos y que carece absolutamente de realismo.

¿Cual es la casilla correcta? Yo diría que el realismo con tinte o raíces optimistas es el sentimiento adecuado para los negocios, porque realismo se interpreta como racional y apoyado en datos. Así, si sobre ello construyes el espíritu ganador, se consigue una mezcla exenta de inhibiciones, con base racional para su comunicación y con una componente de ilusión.

No sé si es factible para todo el mundo posicionarse en ese punto, pero en cualquier caso hay que ser capaz de evitar tanto el pesimismo bloqueante como el optimismo descerebrado, ya que el primero no te lleva a ningún sitio y el segundo te puede llevar a gastos muy altos sin ningún retorno.

La mala comunicación puede arruinar un espíritu ganador genuino, cuando el manager no es capaz de trasmitir correctamente a su equipo. Y esto no es solo cuestión de las habilidades de comunicación del manager, sino que la mayoría de las veces el espíritu ganador no está soportado por una estrategia clara, y sin ese hilo conductor, es difícil convencer a las huestes de que los objetivos son más que alcanzables y que con el esfuerzo de todos, saldrán.

La comunicación debe vencer al sentir popular cuando éste es negativo. De esta manera, debe ser capaz de demostrar racionalmente que desde la estrategia, con un plan de acción cuantificable y controlable, además de mucho esfuerzo, el “milagro” (según el sentir popular) es posible.

Y hablo de espíritu “limpio” porque hay personas que son auténticos ganadores pero que anteponen sus intereses personales a los intereses de la compañía, y toda su energía se encamina en la dirección incorrecta. Parece estúpido pensar de una forma altruista y libre de egoísmo,  pero si se piensa con calma todos necesitamos la continuidad y el éxito de nuestra compañía para desarrollar  una carrera profesional.

Mi amigo Cristiano creo que es un buen ejemplo de esta aberración ya que desde mi punto de vista su único interés es conseguir la bota y el balón de oro.  Para ello se aprovecha de una plataforma (su equipo) que le permite jugar en la élite, pero una vez instalado en esa élite se olvida de que el fútbol es un juego de equipo y que los únicos triunfos que cuentan  son los del equipo (por cierto que las asociaciones de fútbol y los medios de comunicación también se olvidan, y creo que magnifican y hablan demasiado de esos otros triunfos individuales que como digo, deberían tener mucha menos relevancia).

Cristiano es un portento físico, pero en eso de crear fútbol anda bastante justito ya que simplemente no le interesa. En el centro del campo y fuera del área pierde del orden del 90% de los balones que le pasan (que desgraciadamente son muchos) pero como “le gusta jugar en esa posición”, pues juega.

Por la bota de oro, Cristiano tira todas las faltas y parece ya claro que el único peligro que crea, es entre los espectadores de los fondos. Marca una barbaridad de goles pero su porcentaje de acierto no parece de los mejores (creo que el Pipita tiene un hit rate mejor que Cristiano) y para su interés juega absolutamente todos los minutos aunque su participación ese día sea un recital de desaciertos.Bueno, y mejor no hablar de las malas caras que alguna vez le pillan las cámaras cuando un compañero marca.

Finalmente el espíritu ganador debe ser genuino, no vale adoptarlo porque queda bien, si después la actitud o la comunicación nos delatan. Y tampoco vale el role de “Capitán Araña” con peroratas magistrales por parte del manager, pero sin su compromiso, sin su apoyo y sin los mínimos recursos para poder hacer el trabajo.

Hoy estamos en crisis y este mensaje todavía es más importante porque el sentir popular es un clamor hacia el desánimo y las manos quietas y un buen manager con un espíritu ganador genuino y limpio, tiene todas las de ganar.

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