
A continuación cito un excelente resumen de lo que deben ser unos objetivos con un toque imprescindible de exigencia, que es muy oportuno para contrarrestar las tendencias más bien conservadoras sobre la tarea de la fijación de los objetivos:
“If you want to improve something, don’t set a vague goal. Set a concrete goal. Even better, set a goal with a hard number attached to it”.
Hay mucha literatura, que aun siendo correcta y seguro que bien intencionada, tiene tendencia a ser blandengue y promulgar “la sensatez”, por ello lo de los números duros es una expresión muy acertada para todos aquellos que tienen la función de fijar objetivos, pero sobre todo para los que son receptores de ellos. Cualquier objetivo que se precie debe parecer imposible o muy difícil de conseguir.
Cuando hablamos de fijación de objetivos me gusta hacer dos salvedades: no es una ciencia exacta, me atrevería a decir que bastante inexacta; y rotundamente el éxito en la consecución se jugará a posteriori y solamente dependerá del buen trabajo que los managers y sus equipos realicen.
Siempre nos han dicho que los objetivos deberían ser SMART– específicos y medibles, alcanzables, realistas y acotados en el tiempo-, que aunque es una definición que está bien, me quedo con la versión corta que el articulo propone.
La precisión referida en el artículo incluye los atributos de: especifico, medible y temporal. Mientras que los números duros propiciarán un espíritu ganador en la organización, que de esa forma partirá con un mensaje inequívoco de compromiso y esfuerzo. Y hasta aquí mi adhesión a SMART.
No entiendo el término realista, que supongo que evita la fijación muy baja de un objetivo, pero que seguro que también incita a ser conservador en la fijación. Y no estoy de acuerdo con la definición de alcanzables. Los objetivos no tienen que ser alcanzables, sino que se deben alcanzar, que no es lo mismo. Cuando alguien se pone a fijar unos objetivos nunca debe tener en la cabeza que esos objetivos sean alcanzables- ya solo faltaría que estuviese también pensando en como se va a gastar los incentivos que va a conseguir- .
Cualquier objetivo es alcanzable si quien lo recibe lo hace con espíritu ganador y así lo trasmite a su equipo, aunque es verdad que aquel que piense que el objetivo no es alcanzable siempre va a llevar razón.
Si el objetivo se ha comunicado soportándole correctamente, lo siguiente es muy simple: planificación, previsión, ejecución, control y revisión. Todo ello desde la propuesta irrenunciable del cumplimiento.
Las previsiones deben llevar al objetivo, no son aceptables unas previsiones que generen un déficit con el presupuesto por muy bien documentada que esté esa previsión y por muchos argumentos que aporte el mánager en cuestión. La creatividad hay que utilizarla para buscar maneras de mejorar la ejecución, pero nunca para justificar los incumplimientos.
¿Qué pasa si un mánager realiza con entusiasmo y buenas herramientas una previsión que no le lleva al objetivo? Pues tendrá que volver a la casilla de partida, reunirse con su gente, compartir la naturaleza del problema y ponerse a trabajar para modificar el plan de acción y para extenderlo más allá de lo que más o menos tenemos a mano, preparando la batería de acciones necesarias para que la siguiente versión del plan arroje unas previsiones que sí lleven al objetivo.
¿Y si realmente después de un análisis impecable y realizado con un espíritu de batalla resulta que no llegamos? Pues habrá que rehacer los números mejorando el hit rate para que la eficiencia de las acciones sea mayor y seamos más competitivos frente al mercado, pero nunca dar por buenas unas previsiones que no cumplen el objetivo.
Este proceso es recurrente hasta que nos lleve a la casilla final, siendo fijos los objetivos y variables la creatividad, la cantidad de actividad y el esfuerzo asociado para realizar esa actividad.
Seguro que alguien piensa que este planteamiento es voluntarista y que esta lucha contra gigantes afectará en negativo la moral del equipo. Pues en elmalabar esto sería el mundo al revés, la moral no se debe ver afectada por los resultados o las dudas y certezas por no conseguirlos, sino que la moral debe afectar a la ejecución del plan para llegar a los resultados, la moral es anterior a los resultados.
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